Esta fiesta nos recuerda que Dios por la Sangre derramada de su Hijo, hace alianza de amor con la humanidad, sella con la Sangre de su Hijo este vínculo de amor por cada persona humana que lo acoge en su corazón…
Esta Sangre tiene diferentes significados:
La Sangre de la Vida: que nos compromete a reconocer y valorar la vida humana, en cualquiera de sus manifestaciones, pues la vida pertenece a Dios, y nosotros somos responsables de ella, por ello estamos invitados a cuidar, proteger y defender la vida nuestra, la de los otros y otras y la creación…
La Sangre de la Reconciliación; la reconciliación por la Sangre de Cristo nos compromete a recrear nuestras relaciones: para que sean nuevas, justas, auténticas y verdaderas.
Se trata de las relaciones: con Dios, con los demás, con la creación y con nosotros mismos. Nuestra Espiritualidad nos compromete a ser agentes de reconciliación siendo testigos de la verdad y de la justicia: hacia dentro y hacia fuera de nuestro Colegio.
Esto implica derribar todos los muros (prejuicios, racismo, machismo, autoritarismo, complejos de superioridad y de inferioridad) que nos separa y alejan unos de otros…
La Sangre de la Alianza, simbolizada por el cáliz eucarístico. En cada Eucaristía repetimos “sangre de la alianza nueva y eterna” recordando que el Señor sigue estando a nuestro lado en nuestros días con la donación de su Cuerpo y Sangre. La Eucaristía es la expresión de un amor que llega hasta el extremo, que es más fuerte que la muerte.
Cuando decimos que por nuestras venas corre la misma sangre es signo de una unión íntima, tener la misma sangre es compartir la misma vida. La sangre es vehículo de vida, es la vida y simboliza el calor vital.
Cuando esa sangre es derramada, en favor de otro es símbolo perfecto amor y sacrificio en favor de los demás.
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