Yo creo… y rezo

Yo creo… y rezo

$2.50

Descripción

Yo Creo…y Rezo – Libro
Autor: Sin Autor

Precio: $2.50 Disponibilidad: En existencia

Detalles del Producto: 45 paginas
Editorial: – Lenguaje: Español ISBN-13:

Yo Creo…y Rezo

Creer en Dios. Algunas orientaciones

¿Existe Dios? Es la gran pregunta que se ha hecho el ser humano a lo largo de la historia. Si Dios existe, todo cambia: el amor, la vida, la muerte, el dolor.

Para creer en Dios puedes hacer principalmente 5 cosas:

1. Primeramente: Creer es Abrir la mente y sobre todo el corazón: A aquellos que quieren saber si Dios está allí, Jesús les dice: «Me buscarán y me encontrarán, cuando me busquen de todo corazón» (Jeremías 29, 13-14). Cuando se refiere a la existencia de Dios, san Pablo dice que hay personas que han visto suficiente evidencia, pero que ellos han suprimido la verdad acerca de Dios (Rm 1, 19-21).

2. En segundo lugar: Creer es Liberarse de prejuicios y de falsos tópicos: hay circunstancias que ofuscan, consciente o inconscientemente, la verdad de Dios: errores propios o ajenos a lo largo de la existencia, un sufrimiento que impida verle, una frustración al buscarle por caminos equivocados y no encontrarle, algún desengaño religioso por parte de quien dijo creer en Dios pero mostraba lo contrario con su vida, sentir que aceptar a Dios implicaría redimensionar y reorientar la vida, comodidad, verlo ligado a una institución y a una doctrina,…

3. En tercer lugar: Creer es Dar fundamento racional de la realidad de Dios: Nadie ama lo que no conoce. Por eso es que para conocer a Dios en medio de nuestras humanas limitaciones, ciertamente que la inteligencia nos ayuda mediante pruebas racionales. Es racional creer en Dios.

Por lo anterior, es que el ser humano está necesariamente encaminado a Dios por un propio designio suyo. Existen itinerarios que conducen a Dios partiendo de las propias experiencias existenciales: «Con su apertura a la verdad y a la belleza, con su sentido del bien moral, con su libertad y la voz de su conciencia, con su aspiración al infinito y a la dicha, el hombre se interroga sobre la existencia de Dios. En estas aperturas, percibe signos de su alma espiritual» (Catecismo, 33).

Itinerarios que llevan a Dios:

· La dimensión espiritual propia del ser humano, por lo tanto,  le dice a gritos a cada persona que hay un Dios; sencillamente porque esa vida espiritual procede de Él. “El deseo de Dios está inscrito en el corazón del hombre, porque el hombre ha sido creado por Dios y para Dios; y Dios no cesa de atraer al hombre hacia sí, y sólo en Dios encontrará el hombre la verdad y la dicha que no cesa de buscar” (Catecismo, 27).

· El deseo natural de la perfecta felicidad: Además el corazón humano anhela la plena y perfecta felicidad como un deseo innato y natural; y un deseo así no se puede apagar con algo banal ni con un objetivo o finalidad inexistente o de imposible adquisición. Igualmente el corazón humano no puede encontrar su perfecta felicidad más que en la posesión de un bien superior e infinito al que llamamos Dios.

· El sentido común: Decía un invidente: “Yo creo en el sol no porque lo vea sino porque lo siento”; con Dios pasa igual. Muchos sienten a Dios, lo viven, aunque no lo vean ni lo entiendan. A Dios se le experimenta de maneras impredecibles e inefables. Su presencia nos desborda: “¿A dónde iré yo lejos de tu espíritu, a dónde de tu rostro podré huir? Si hasta los cielos subo, allí estás tú, si en el seol me acuesto, allí te encuentras» (Sal 139, 7-8).

· La fe en Dios presente en la historia de la humanidad: Todos pueblos, desde los albores de la humanidad, en todos los tiempos y en todas las zonas, han admitido la existencia de un Ser supremo. ¿Cómo sería posible que todos se hubieran equivocado acerca de una verdad tan importante y tan contraria a las pasiones?

· La creación: «Lo que de Dios se puede conocer, está en ellos (los hombres) manifiesto: Dios se lo manifestó. Porque lo invisible de Dios, desde la creación del mundo, se deja ver a la inteligencia a través de sus obras: su poder eterno y su divinidad, de forma que son inexcusables» (Rm 1, 19-20). Es lo que decía Voltaire: Si un reloj presupone un relojero, si un palacio señala a un arquitecto, ¿por qué el Universo no ha de demostrar una inteligencia suprema?

· La ley moral: Es una ley inmutable, absoluta y universal que prescribe el bien y prohíbe el mal. Su sede está en la conciencia de todos los seres humanos. Ahora bien, no puede haber ley sin legislador. Este legislador ha de ser, al igual que esa ley, inmutable, absoluto, universal, bueno. Este legislador es a quien llamamos Dios.

Sobre este libro Yo Creo…y Rezo

Un minuto con Jesús Sacramentado

Vengo ante ti, Señor, mi amigo Jesús,
a calmar mi sed de amor,
en busca de tu Corazón,
rezando ahora acompañado
de todos los Amigos de Jesús.

Porque siendo tú, mi Dios,
fuente de todas las gracias,
ves mis angustias
y consideras mis necesidades
y solucionas mis problemas…

Dame, mi Jesús amoroso: Luz, sostén, paz,
paciencia, conformidad y fortaleza cristianas.

Me abandono en los brazos de tu infinita
misericordia, porque comprendo que fuera de ti
no se halla paz y sosiego para el alma.
Sólo tú sabes amar y perdonar.

Yo Creo…y Rezo

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