Sanación de la Familia

Precio: $10.00 Disponibilidad: En existencia

Vivimos en guerra y no podemos llevar la paz. Nuestros corazones sangran porque las heridas del pasado, están abiertas e infectadas, y solo podrán desaparecer por medio de la sanación interior. Lo he comprobado personalmente.

Trabajar espiritualmente para que nuestra familia sea sanada interiormente es algo que todos debemos de hace para así poder tener la paz familiar que tanto anhelamos lograr. 

En el transcurso de nuestra vida diaria nos lastimamos como familia y a veces hasta sin querer, con actitudes, palabras, reacciones, desinterés y todo eso va dejando heridas emocionales e interiores que van afectando nuestra vida y tal como una herida física duele, también las heridas del alma duelen y a veces más fuerte. Eso provoca que nuestras familias no logren ser más felices.

¡Necesitamos sanar nuestra familia! Eso es lo que te compartimos en este libro.

ACERCA DEL AUTOR

Misionera Laica colombiana, nacida en Medellín, estudió contabilidad en Colombia y frecuentó la New York University, en New York, ciudad donde trabajaba de informática.

Durante 14 años, fue bendecida por su obispo, Monseñor Uribe Jaramillo, y desde 1978, dejó el trabajo y se dedicó por completo a evangelizar, impartiendo retiros de sanación interior y física, en más de 25 países.

Es una mujer estimada en todos los países que ha estado, por su veracidad, testimonios, y su gran don de palabra.

Para la curación hacen falta dos pasos primordiales, primero la conversión.

Cuando uno quiere de verdad convertirse necesita vaciar su vaso de pecado para dejarlo llenar de Jesucristo, allí se empieza de verdad la curación.

Porque cuando hablamos de curación no tenemos que hablar de curación física únicamente, hay en los Evangelios una frase muy especial para mí, dice: ” buscad primero el reino de Dios y su justicia y el resto se os dará por añadidura”.

Para mí la sanación física son las añadiduras del Reino., la gente busca el shou, la gente pregunta: ” a que hora es la oración de sanación”, vienen usualmente a las eucaristías, porque después de ellas se hace una oración de sanación física, y esto es ridículo es vergonzoso, que solo busquen ese momento,

Porque Jesucristo vino al mundo e iba predicando el reino de su Padre, enseñando la Palabra, y lo último que hacía la mayoría de las veces era curar, y era como un signo para demostrar que tenía poder, que venía del Padre, y hoy día nuestra predicación debe de ser acompañada de los mismos signos, señales milagrosas que Jesucristo hizo, y dice ” aún mayores que yo”.