Recemos el Santo Rosario

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Descripción

Recemos el Santo Rosario.

Tips para rezar el rosario según san Juan Pablo II

Rezar a conciencia sirve para crecer en la vida espiritual y en la relación con Jesucristo todos los días.

Recemos el Santo Rosario.

El rosario es una oración que nos permite aprender quién es Jesús. Por eso, como una “escuela”, María nos lleva a través de la historia para tener un encuentro con su Hijo. 

Siguiendo el ejemplo de san Juan Pablo II podemos ver cómo él y otras personas a su alrededor han vivido los frutos espirituales asociados a los misterios del rosario.

En este sentido, tener en cuenta algunos consejos para poder incluir esta oración en nuestra vida cotidiana con mayor conciencia, puede ser la clave que nos permita abrazar su carácter contemplativo y evitar así caer en fórmulas rápida.

La repetición no es algo malo

Rezar el rosario se ha malinterpretado algunas veces como algo monótono y repetitivo sin sentido, pero no es así. Es verdad que se rezan oraciones una y otra vez porque repetir es parte del método (san Juan Pablo II lo explica con detalle), pero tiene mucho sentido porque es un modo en que nos vamos conectando una y otra vez con la vida de Cristo.

En sí misma la repetición no es una cosa mala. El hecho de que repitas algo no significa que no tenga importancia, sino que es algo saludable como ocurre por ejemplo cuando un esposo le dice a su esposa que la quiere más de una vez al día o los hijos que tienen a sus padres. La repetición en la bondad reafirma esos vínculos de amor.

El ritmo de un corazón que ama

El rosario es como el ritmo de un corazón que ama y no se detiene, como las palabras que pronunciamos todos los días cuando les decimos a los demás que los queremos o que son importantes para nosotros. Las palabras comprometen nuestro intelecto como una declaración de amor que hacemos una y otra vez en las “batallas espirituales” de cada día.

De acuerdo a las enseñanzas de san Juan Pablo II para rezar el rosario de manera más efectiva, y aunque no podamos ponerlas todas en práctica, tomar en cuenta al menos alguna de estas estrategias nos ayudará a poder cumplir con nuestra oración cristiana y unirnos más a Jesús.

Misterios

Al anunciar cada misterio estamos haciendo referencia a un momento de la vida de Jesús. Podemos utilizar una pequeña explicación o reflexión de un libro de oraciones o pensar en algo que hemos recordado sólo al decirlo. Al ser misterios siempre encontrarás un mensaje novedoso en cada uno de ellos en las diferentes etapas o circunstancias de tu vida.

Si es algo nuevo para ti ya has intentado rezar varias veces sin poder conseguirlo y piensas que no puedes hacerlo todo de una vez, puedes separarlo en los días de la semana y hacer un misterio por día según corresponda a los misterios gozosos, dolorosos, luminosos y gloriosos. Sé creativo para poder traer la vida de Jesús a la tuya.

Escrituras

Una de las estrategias para lograr que la repetición no sea mecánica es tomar un tiempo luego de anunciar el misterio para leer el pasaje bíblico correspondiente a ese momento de la vida de Jesús. Esto hará que la oración sea más rica al desglosar sus detalles. Se puede leer un comentario adicional sobre el misterio con una Biblia ilustrada u otro libro religioso.

Piensa en las historias y memorias de tu infancia que te gustan escuchar. Cuando rezamos el santo rosario podemos pensar a María contando sus memorias al lado de Jesús. Recordar estas experiencias con la guía de la Madre de Dios nos acerca a un encuentro con Cristo tanto en los momentos de gozo como de dolor.

Silencio

Cuando rezamos el santo rosario no se trata de recolectar información sino de dejar que Dios nos hable. Una estrategia es permitirse un momento de silencio para meditar. Esto puede hacerse luego de leer la Palabra de Dios o de anunciar el misterio dejando unos segundos en silencio para que esas palabras resuenen en nuestro corazón.

Sobre este libro

El Santo Rosario es una forma de ovación vocal o mental sobre los Misterios de nuestra redención. Se recitan el Padrenuestro,  Avemarías y  Gloria al Padre mientras se medita en un misterio.

Los Misterios Gozosos se rezan los Lunes, los Jueves, los Domingos de Adviento, y los Domingos desde la Epifanía hasta la Cuaresma.

Los Misterios Dolorosos se rezan los Martes y los Viernes, y cada día durante la Cuaresma.

Los  Misterios Gloriosos se rezan los Miércoles, los Sábados, y los Domingos desde la Pascua hasta Adviento.

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