6to y 9no Mandamientos

Descripción

6to y 9no Mandamientos – Felix de Alamin

Es tan necesaria la virtud de la castidad para caminar al Cielo y tan importante guardar este mandamiento para entrar en él, que, como dice San Pablo: ninguno que fuere tocado de este vicio llegará a sus puertas ni poseerá su Reino.

Mandamientos

Los Mandamientos de la Santa Madre Iglesia son las principales obligaciones de un católico respecto de su vida de sacramentos y la estructura eclesial

6to y 9no Mandamientos 

El sexto prohíbe mandamiento prohíbe toda acción, toda mirada, toda conversación contraria a la castidad, y la infidelidad en el matrimonio.

El noveno mandamiento prohíbe expresamente todo deseo contrario a la fidelidad que los cónyuges se han jurado al contraer matrimonio.

Las consecuencias de la impureza son: las recaídas, los malos hábitos, los sacrilegios causados por la vergüenza de confesar este vicio, los escándalos y una multitud de otros pecados.

Estos dos mandamientos prohíben el adulterio y todo lo que es contrario a la virtud de la castidad.

Para guardar el sexto y noveno mandamientos hemos de orar con frecuencia y de corazón a Dios, ser devotos de la Santísima Virgen María, Madre de pureza, acordarnos de que Dios nos ve.

Los cristianos hemos de amar la pureza porque somos miembros de Cristo y nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo. Vivir la pureza antes del matrimonio. Es una gloria y ventaja vivir la pureza antes del matrimonio.

Sobre el autor

Alamín, Félix de. Félix de los Molinos. ¿Alamín? (Toledo), c. 1637 – ¿Madrid?, 1727. Predicador y escritor místico.

La mística del recogimiento se desarrolla desde el punto de vista editorial entre 1513 y 1837, período de tiempo en el que se pueden distinguir tres fases, a la tercera de las cuales (1625-1837) pertenece Félix de Alamín, celebérrimo misionero apostólico, notable predicador y egregio escritor místico, de cuya vida se desconoce la mayoría de los detalles.

Autor de numerosas obras de materias morales, ascéticas y místicas, alguna de ellas editada repetidas veces, llevó su influencia no sólo a las diferentes regiones españolas, sino a tierras de Portugal, México (donde no hubo presencia capuchina en aquella época) y Perú.