San Martín de Porres. Un Santo de las Américas
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Brian Pierce
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Descripción
San Martín de Porres. Un Santo de las Américas – Libro
Autor: Brian Pierce
Detalles del Producto: 110 paginas
Editorial: – Lenguaje: Español ISBN-13:
INTRODUCCIÓN
Entre los caballeros llegados a Lima por los años de 1579, fue uno de ellos don Juan de Porres, hijodalgo de ilustre familia, sangre limpia, blasones antiguos, hábito de Alcántara, despierto y listo para los negocios de gobierno, apuesto en su porte y buen cristiano.
El señor don Juan venía de España a América nombrado gobernador de Panamá. Su estancia en Lima fue corta y de trámite.
Durante el tiempo que permaneció en la ciudad de los reyes hubo su mala ventura de tropezar con una joven agraciada, mulata de color, venida a Lima desde Panamá, y que vivía honradamente de su trabajo.
Tenía su casita en las afueras de Lima. El hidalgo español frecuentaba aquella casita con grave daño de su honor y del honor de aquella joven.
Dos hijos nacieron de aquellos amores clandestinos. Los dos niños se llamaron Martín y Juana.
La madre, ayudada del caballero, los crió lo mejor que pudo, educándolos cristianamente, pues era ella fervorosa creyente.
EL SANTO DE LAS AMÉRCIAS VE LA LUZ
Fue el 9 de diciembre de 1579 cuando vió Martín la luz. No nació negro, sino obscuro de rostro; ni tampoco con rasgos africanos; antes bien, las líneas de su cara se alargaban y henchían con toques de estirpe y ascendencia extremeña o andaluza.
Sus hombros eran anchos; sus brazos, fuertes; su frente, levantada; sus ojos, negros; su nariz, más pequeña que grande; sus labios, gruesos en proporciones correctas; su costillar, espeso y membrudo.
EL SANTO ES BAUTIZADO
Fue bautizado Martín en la iglesia de San Sebastián. En dicha iglesia se conserva la gran pila bautismal donde fue regenerado y recibido en la comunión de los santos.
En aquella misma pila se bautizó también Santa Rosa de Lima, la flor y rosa dominicana, patrona de todas las Américas. Se conserva igualmente la partida de bautismo de nuestro bienaventurado.
Don Juan de Porres venía alguna que otra vez a Lima. No dejó nunca de visitar a Ana Velázquez y a sus propios hijos. Los niños crecían bellos y su madre cuidaba de su salud y de su educación.
EL SANTO DE LAS AMÉRICAS Y LA CARIDAD
En Martín se pudo apreciar, desde sus primeros años, un sentido cristiano de amor a sus semejantes.
Se cuenta que amaba singularmente a los pobres y los socorría de sus ahorros. Estos ahorros debían de ser los dineros que su padre le daba cuando los visitaba en Lima.
Crecía su caridad con los años y nunca estaba más contento que cuando podía socorrer a alguno de los que llamaban a su puerta.
Su madre veía en esto la hermosura de un corazón castellano y el rescoldo del espíritu de la gran nación a la que ella había unido su sangre.
Fue el amor a los necesitados la virtud primera que prendió en el corazón de Martín, como un don del cielo.
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