San Francisco de Sales
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Descripción
San Francisco de Sales
Autor: Eliécer Salesman
Precio: 18,00 $ Disponibilidad: En Existencia.
Todo lo que desees saber sobre el Patrono de los periodistas, sobre el Santo de la amabilidad, como se le conoce, lo encontrarás en este libro que te desafía a seguir este modelo de fe e intercesor nuestro.
Algo de su vida podría relatarse así:
San Francisco, santo y doctor
San Francisco de Sales (Sales, Saboya, 21 de agosto de 1567 – Lyon, 28 de diciembre de 1622) fue un santo y obispo de Ginebra. Tiene el título de Doctor de la Iglesia, es titular y patrono de la Familia Salesiana (fundada por Don Bosco).
El valor permanente y la popularidad de sus escritos llevó a la Iglesia a concederle el título de Patrono de Escritores y Periodistas Católicos.
Francisco aceptó en su casa a un joven con dificultad de audición y creó un lenguaje de símbolos para posibilitar la comunicación. Esa obra de caridad condujo a la Iglesia a darle otro título, el de Patrono de los de Difícil Audición.
Los años convulsionados en Francia, después de la Reforma Protestante, formaron el fondo de la vida de Francisco de Sales.
Su formación
Nació en el Castillo de Sales, de familia noble; desde pequeño fue un gran seguidor de san Francisco de Asís; sus padres fueron Francisco de Sales de Boisy y Francisca de Sionnaz.
A los 13 años viajó a París para estudiar con los jesuitas. Después estudió Derecho y Teología, primero en la Universidad de París y después en la de Padua.
En su armoniosa juventud, reflexionando sobre el pensamiento de san Agustín y de santo Tomás de Aquino, tuvo una profunda crisis que lo indujo a interrogarse sobre su salvación eterna y sobre la predestinación de Dios con respecto a sí mismo, sufriendo como verdadero drama espiritual las principales cuestiones teológicas de su tiempo.
Oraba intensamente, pero la duda lo atormentó de tal manera que durante varias semanas casi no logró comer ni dormir bien.
En el culmen de la prueba, fue a la iglesia de los dominicos en París y, abriendo su corazón, rezó de esta manera: «Cualquier cosa que suceda, Señor, tú que tienes todo en tu mano, y cuyos caminos son justicia y verdad; cualquier cosa que tu hayas decidido para mí…; tú que eres siempre juez justo y Padre misericordioso, yo te amaré, Señor (…), te amaré aquí, oh Dios mío, y esperaré siempre en tu misericordia, y repetiré siempre tu alabanza… ¡Oh Señor Jesús, tú serás siempre mi esperanza y mi salvación en la tierra de los vivos!».
San Francisco, paz en el amor
A sus veinte años Francisco encontró la paz en la realidad radical y liberadora del amor de Dios: amarlo sin pedir nada a cambio y confiar en el amor divino; no preguntar más qué hará Dios conmigo: yo sencillamente lo amo, independientemente de lo que me dé o no me dé.
Así encontró la paz y la cuestión de la predestinación —sobre la que se discutía en ese tiempo— se resolvió, porque él no buscaba más de lo que podía recibir de Dios; sencillamente lo amaba, se abandonaba a su bondad. Este fue el secreto de su vida, que se reflejará en su obra más importante: el Tratado del amor de Dios.
San Francisco, ordenación e inicio misionero
Venciendo la resistencia de su padre, Francisco siguió la llamada del Señor y, el 18 de diciembre de 1593, fue ordenado sacerdote. Sus inicios como sacerdote los ejerció en medio de los pobres.
En 1594, fue hacia la zona del Chablais dominada por calvinistas. En un comienzo fue echado por los pobladores y tuvo que pasar temporadas viviendo en la intemperie y de manera rudimentaria, evitando dos intentos de asesinato e incluso ataques de lobos, pero su celo y trabajo empezaron a dar fruto. Debido a su carácter amable y paciente y a una propaganda hecha a mano y distribuida casa por casa, profunda en su contenido, refutando las ideas calvinistas, logró cautivar a los pobladores y convertirlos. Su fama creció tanto por su virtud como por su sencillez. Fue nombrado obispo coadjutor de Ginebra; viajó a Francia y así llegó a hacerse amigo del secretario de Enrique IV, y del mismo Enrique IV, quien deseaba que Francisco se quedase allí, pero el santo rechazó la oferta volviendo a Ginebra (“prefiero a la esposa pobre”, dijo).
Importancia de este libro
Nadie que compre este libro quedará decepcionado de él, al contrario, al leerlo se llenará de una pasión renovada para servir a nuestro Señor Jesucristo.
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