Meditaciones para los ejercicios de San Ignacio
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P. Carlos Rosi
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Descripción
Meditaciones para los ejercicios de San Ignacio – P. Carlos Rosi
San Ignacio tuvo que guardar reposo para recuperarse de las heridas que había adquirido en batalla (1521 en Pamplona).
En este período leyó la vida de santos y producto de aquello decide entregar su vida a Dios. Desde ese momento comienza a hacer apuntes sobre la oración.
Esto significó llegar a una primera redacción del libro de ejercicios espirituales. Más tarde se trasladó a Manresa, donde sigue escribiendo mientras reza.
Aquí ya es posible ver la forma completa de contenido de sus ejercicios espirituales que han bendecido a tantos a través del tiempo.
Según el P. Genaro Avila-Valencia, SJ, señala algunos grandes aportes de los ejercicios ignacianos, estos son los siguientes:
Humildad amorosa
Ignacio de Loyola entiende la humildad como “acatamiento por amor”, un amor que es acción y que se traduce en obras de servicio en favor de los demás.
De ahí la fuerza de aquella consigna ignaciana de la Contemplación para alcanzar amor de los Ejercicios Espirituales “El amor se debe poner más en las obras que en las palabras” [EE,230].
Mística a fondo
La espiritualidad ignaciana es una mística para el mundo que busca echar raíces en nuestra más cotidiana realidad para ser personas contemplativas en la acción. Se trata de una mística de fondo y nada superficial (no hay místicas superficiales) que pretende un “no estar sino en Dios”.
Mortificación
Aunque parezca una palabra pasada de moda y casi en desuso, la verdad es que no lo es tanto. Más bien es una palabra poco comprendida en nuestros tiempos. Desde la propuesta ignaciana, la mortificación se entiende como tener la audacia de vivir centrados en nuestro “Principio y Fundamento” [EE,23] y no moverse al ton y son de nuestros caprichos y “afecciones desordenadas”, es un vencernos a nosotros mismos, a nuestro ego inflado, para ordenar nuestra vida en función de un amor más grande.
Gratitud
Decía San Ignacio que la gratitud es la fuente de todos los bienes, de ahí que esta actitud sea fundamental para una persona que bebe de la espiritualidad ignaciana.
De ahí que, un buen examen de conciencia y cualquier auténtica oración, siempre inician y terminan con un “¡Gracias!”.
Vivir desde el corazón
El corazón es la fuente de los afectos, es donde percibimos la voz del Señor y donde sentimos la consolación o desolación. Es la sede del discernimiento de espíritus al modo ignaciano. Un corazón unido intrínsecamente a la razón, sin división, para desde ahí “conocer, amar, seguir y servir”.
Jesús y los pobres
San Ignacio nos recuerda con vitalidad que “la amistad con los pobres nos hace amigos del Rey Eterno”. En el itinerario de los Ejercicios, contemplamos siempre a un Jesús pobre y humilde, encarnado en nuestra humana fragilidad y compasivo ante nuestras necesidades.
“Hacer y padecer por Cristo” [EE,197]
Se trata de una honda disposición interior, anclada en la experiencia del amor y encuentro personal con Cristo, que nos invita, “no al vano dolorismo, sino a la generosidad y valentía ante el sufrimiento que inevitablemente trae consigo la vida humana”.
“Salvar la proposición del prójimo”
Se trata de la famosa anotación 22 de los EE que San Ignacio pone como presupuesto fundamental, tanto para el que da como para el que recibe los Ejercicios. Es una invitación a la comprensión y nunca a la condenación de la experiencia de los otros; si acaso no la entiendo, estoy invitado a hacer hasta lo imposible por preguntarle al hermano cómo es que la entiende para evitar malinterpretarlo y, si no basta, corregirle con amor y buscar “todos los medios convenientes para salvarle”.
Dar los Ejercicios con autenticidad
Esta fue una de las invitaciones que con más insistencia nos compartió el Padre Pancho López, SJ. Tener el valor de defender “aguerridamente” nuestro carisma ignaciano que pone a Jesús y su Reino en el centro absoluto de todo. “No hacer de la experiencia de los Ejercicios un ciclo de piadosas conferencias, aunque sean sobre los mismos Ejercicios; mucho menos si son sobre temas ajenos: ciencias, artes, política, análisis sociológicos, etc.
Contemplación para alcanzar amor
Este es el cierre magistral de los Ejercicios Espirituales, una contemplación auténticamente ignaciana en la que se nos invita a mirar con anchura, altura y profundidad la gran generosidad de Dios, que nos lleva con sincera gratitud, a expresar devotamente el ofrecimiento escrito por el mismo San Ignacio de Loyola: “Toma, Señor, y recibid toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad, todo mi haber y poseer; Vos me lo disteis, a Vos, Señor, lo torno; todo es vuestro, disponen a toda vuestra voluntad. Dadme tu amor y gracia que ésta me basta”.
Importancia de este libro
Meditaciones para los ejercicios de San Ignacio.
El P. Carlos Rosi, con mucha agudeza espiritual realiza, en este libro, diversas meditaciones sobre los ejercicios espirituales de San Ignacio los que se vuelven indispensables para todo aquel que desee crecer en su relación con Dios.
Meditaciones para los ejercicios de San Ignacio.
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