El fuego de la Oración

Oramos, pero no sentimos nada, en la Oración confluyen sentimientos, emociones y circunstancias; qué esperanzador es saber que toda la vida debe ser Oración, pero al querer dialogar con Cristo más que sentir tenemos que creer, más que hablar debemos escuchar.

Podemos considerar que orar es perder tiempo, que existen cosas más importantes que estar en oración y así, nos justificamos en un “no tengo tiempo” o “no creo en la oración”, perdiéndonos de las gracias reservadas para nosotros.

Creemos, erróneamente,  que la Oración es un monólogo, que no trae ningún fruto, que Dios no escucha, que mejor es buscar la solución a las diversas necesidades en las seguridades humanas y en la sola confianza del hombre.

Razones por las cuales este libro es una herramienta que nos ofrece un itinerario de cuarenta días, donde se pretende llevar al lector a una experiencia de encuentro con el Señor.

Es un camino dirigido a la búsqueda de la nueva tierra prometida que es Jesús y de esta manera asumir una historia diferente, guiada y sustentada por la mano de Dios durante la Oración.