Camino a la Prosperidad

Camino a la Prosperidad

$8.00

Juan A. Echeverry

Descripción

Camino a la Prosperidad – Libro
Autor: Juan Alberto Echeverry

Precio: $8.00 Disponibilidad: En existencia

Detalles del Producto: 72 paginas
Editorial: – Lenguaje: Español ISBN-13: 978-9583380815

La prosperidad bíblica.

Prosperidad bíblica no es la Teología de la prosperidad: el evangelio de la avaricia

Queremos dar a conocer lo que NO ES la prosperidad, según el evangelio, por eso veremos lo que se dice de la Teología de la Prosperidad.
Sus predicadores más representativos no tienen reparo en enseñar abiertamente sus doctrinas del negocio con Dios

Prosperidad bíblica No es UNA DE LAS FORMAS DE NEOPENTECOSTALISMO

Dentro de algunas formas del neopentecostalismo en Estados Unidos y América Latina, ha crecido una corriente llamada «teología de la prosperidad«, que no es la prosperidad bíblica, sino aquella que influye en no pocas iglesias pentecostales y se hace cada vez más presente en los ministerios evangélicos, con fuerte presencia en los medios de comunicación.

Este paradigma teológico es asumido por cada vez más pastores neopentecostales, con una deficiente formación bíblica y teológica y una gran capacidad de manipulación de sus fieles, llegando a montar verdaderos imperios económicos.

No hay que identificar injustamente esta mentalidad con todo el pentecostalismo, que es muy diverso y complejo en sus teologías, sino con varias iglesias -y sectas- muy particulares.

Los predicadores más representativos de esta manera de pensar no tienen reparo en enseñar abiertamente sus doctrinas del negocio con Dios, donde lo más importante es la prosperidad material, como signo de la bendición divina.

Para esto someten a sus fieles a un constante desafío de entregar sus bienes, a cambio de beneficios espirituales y materiales. Pero eso no es la prosperidad bíblica.

Una mentalidad que se impone

La mentalidad tecnoeconómica y consumista ha colonizado espacios de la vida cotidiana que no dependen del intercambio comercial. Se ha infiltrado en las relaciones familiares, en la política, en la religión, en la educación, en el tiempo libre y la vida espiritual.

La lógica funcional e instrumental transforma también los modos de vivir la fe y de expresar la religiosidad.

Para cada vez más personas, los valores importantes son la rentabilidad, la productividad, el beneficio personal y la inmediatez.

La prosperidad bíblica no es Un dios a la medida del consumidor

En esta lógica se ofrece un dios a medida de los consumidores desesperados por soluciones mágicas que «tienen su precio».

Se valora a las personas y al dios de turno por su eficacia, utilidad y funcionalidad. Así se degeneran los vínculos entre las personas y dentro de la misma religión.

Existe así un terreno fértil para que las sectas que ofrecen prosperidad material sean las «Iglesias» más exitosas y se presenten como las portadoras de la mayor «unción» o las más bendecidas y elegidas por Dios para el tiempo presente.

En contextos críticos a nivel social y económico, donde la población es más vulnerable y desea afanosamente un estilo de vida impuesto e inventado artificialmente por el mercado, se comprende que las masas de personas sumergidas en la angustia, la desesperación y la falta de recursos, sean impulsadas a sacrificar lo que sea para alcanzar «las promesas de Dios».

Entregarlo todo con la esperanza de ser ricos y poderosos mágicamente, o al menos para salir instantáneamente de su apremiante situación.

¿Ser pobre es pecado?

Si bien en sus orígenes la teología de la prosperidad sostuvo que la bendición de Dios es también económica, y fue defendida por pastores del neopentecostalismo norteamericano de los años 50 y 60, y todavía está presente en varias iglesias pentecostales, era algo inocuo comparada con la evolución aberrante que ha tomado esta corriente en las últimas dos décadas.

Prédicas abiertamente materialistas que señalan la avaricia como un camino de santidad, donde enseñan sin escrúpulos: «Dios es tu socio, si quieres ganar más dinero, tendrás que invertirlo todo aquí», «ser pobre es pecado», «si usted confiesa que es próspero, usted no será más pobre», «Jesús quiere que usted sea rico y para eso usted debe sacrificarse por él», «Si un mafioso se mueve en un auto lujoso, un hijo de Dios debe tener uno mejor», etc.

Teología de la prosperidad, teología económica

Los predicadores de la prosperidad no hablan del mas allá o de la vida espiritual, sino que identifican la bendición de Dios con ganancias económicas.

Cada cita de la Biblia donde se dice que alguien recibirá una bendición, lo interpretan siempre como un aumento de ingresos económicos. Culpan a las personas pobres de su pobreza, ya que es por su falta de fe o por vivir en pecado.

Y así, la prosperidad económica y el éxito son para ellos signos de la santidad y de aquél que tiene a Dios por «socio».

Todo el mensaje del evangelio se reduce a una visión materialista, individualista y superficial de los pasajes bíblicos, manipulando emocionalmente a sus fieles.

Actualmente, más de la mitad de los cristianos de las iglesias neopentecostales pertenecen a esta corriente, aunque no conozcan su nombre. En Estados Unidos casi el 20% de los evangélicos pentecostales confiesan ser parte de este movimiento.

¿Qué enseña la teología de la prosperidad?

Podríamos sintetizar la doctrina de la prosperidad en estos principios que se enseñan oralmente en las prédicas de cada vez más pastores de este evangelio de la avaricia.

– Dios es el dueño del mundo y si tú eres hijo -socio- de Dios, te pertenece todo y has de reclamar tu derecho.

– Dios promete bendiciones -interpretadas todas como prosperidad material- a todo aquel que se una a él e invierta en sus proyectos.

– La única forma de adquirir prosperidad es por medio de la fe, especialmente «declarando» prosperidad. La lógica es simple: «Si pides con fe se te dará, pero si no recibes, es por falta de fe, es tu culpa si no eres próspero». Esto también incluye reprender demonios que son los causantes de la pobreza y de los fracasos.

– La clave es ofrendar: cuánto más grande sea tu ofrenda, más le estarías mostrando a Dios tu confianza en él y por lo tanto, mayores serán tus ganancias.

Con esta doctrina los pastores y telepredicadores ostentan su lujo sin complejos, como una forma de manifestar su nivel de santidad y el mayor nivel de bendición divina que han recibido.

Forman verdaderos imperios económicos, buscando cada vez mayor poder e influencia en los medios de comunicación y en la política.

Pastores y políticos

Muchos partidos políticos, a su vez, encuentran en estas iglesias una forma fácil de adquirir votantes, ya que los pastores de esta corriente son fuertemente autoritarios e imponen el voto a su comunidad como voluntad divina.

Este es un tema que requiere un análisis profundo: ¿alianzas políticas con pastores autoritarios que manipulan a sus numerosos fieles? ¿nuevos caudillos carismáticos que arengan masas incontables con fines políticos?

En estos contextos presenciamos una reconfiguración de la relación entre política y religión. Tema que excede nuestro artículo.

SOBRE ESTE LIBRO: La Prosperidad bíblica

Con base en la actual confusión sobre la verdadera prosperidad, en donde una seudo religión está propagando la idea de que el fruto de la religión es la prosperidad económica, este libro pretende orientar sobre la verdadera prosperidad, basada en la palabra de Dios y la aceptación de la gracia de Dios como mayor regalo para la prosperidad de cada persona.

En seis puntos claves de vida, el autor pretende mostrar con testimonios veraces una senda clara hacia la verdadera prosperidad, partiendo de la humildad.

La Prosperidad bíblica.

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